A pesar de no ser especies muy sociables, los osos polares tienen una forma de comunicación que combina vocalizaciones y movimientos corporales los cuales son empleados en diferentes situaciones.
Los sonidos en los adultos son más frecuentes cuando se sienten amenazados o irritados. La comunicación entre madres y crías también es muy importante durante los momentos de aprendizaje; suelen “regañar” o disciplinar a sus pequeños ante ciertos comportamientos por medio de gruñidos.
Variedades de silbidos, gruñidos, fricción con los dientes, así como ruidos similares a rebuznos, son parte del sistema comunicativo de estos animales.
Según los expertos, una forma de “saludo” entre ellos es cuando juntan nariz con nariz.
Su falta de socialización puede ser motivo de agresividad y defensiva, sin embargo, se han observado casos donde parece que logran “entender” ciertas situaciones y actuar sorpresivamente con actos de bondad y empatía.
Un ejemplo fue captado en vídeo donde un macho de gran tamaño estaba alimentándose de la carne de su nueva presa, cuando otro individuo más pequeño y de un bajo peso, se acercó emitiendo sonidos fuertes y prolongados al mismo tiempo que se acercaba lentamente a la comida.
Después de algunas disputas y varios intentos fallidos por probar un mínimo bocado, el macho dominante reposó sobre sus patas traseras y dejó que el visitante necesitado y que probablemente estaba muriendo de hambre, se acercara a alimentarse.
Esto conmocionó a los receptores del breve clip de vídeo, al grado de cambiar toda su perspectiva hacia estos seres vivos.

Lo anterior se debió a la comunicación. Después de reacciones abruptas y cortas persecuciones por parte del agresor, finalmente los sonidos de lamento hicieron que este bajara la guardia y mostrara un acto de generosidad.
¿Realmente son capaces de percibir el sufrimiento o simplemente fue otra muestra de su instinto?
De una manera natural, los machos realizan pequeñas luchas a manera de juego, con el fin de ir practicando sus batallas pero sin lastimarse severamente. Son capaces de levantarse en dos patas y realizar pequeños empujones al compañero contrario, así como simulaciones de mordidas y golpes.
Algunas veces parece que las agresiones van en serio, pero suelen detenerse antes de tiempo. Este comportamiento también se ve en las crías, pero más que verse violento, se ve como un acto lleno de ternura y sensibilidad.
Ellos utilizan su desarrollado sentido del olfato para detectar elementos en el aire, lo cual les ayuda a conocer lo que hay en su entorno. La vista y el tacto también son requeridos para la comunicación entre parejas, entre machos o entre una madre con sus crías.
Los movimientos de cabeza de lado a lado suelen indicar la mayoría de las veces que quieren comenzar a jugar. Según los expertos, una forma de “saludo” entre ellos es cuando juntan nariz con nariz.
Cuando sus gruñidos son profundos, sus exhalaciones por la nariz son muy fuertes o agachan la cabeza en repetidas ocasiones, es porque está a punto de agredir a un intruso.
Cuando exhalan fuerte por la nariz o agachan la cabeza en repetidas ocasiones, quiere decir que están a punto de agredir.
Las crías de oso polar son muy expresivas entre sí y con sus madres. Los pequeños inexpertos suelen lanzar suaves mordidas, zarpazos al aire y sus vocalizaciones son muy agudas y ruidosas.
El descubrimiento de su nuevo hábitat los mantiene entretenidos mientras la madre toma un descanso o se alimenta, pero nunca los descuida y ante cualquier presencia desconocida, automáticamente su comportamiento se vuelve agresivo.
Tú puedes escuchar las vocalizaciones de los osos polares en la web. Tales sonidos son fuertes e imponentes cuando llegan a la etapa adulta, pero no siempre tienen un significado hostil.
El hecho de que no sean animales que forman grandes agrupaciones no impide que su forma de comunicación sea variada y muy interesante.