Evolución del Oso Polar

Evolución del Oso Polar

Anatomía del oso polar

Una de las cuestiones que nos hacemos acerca de la existencia de los osos polares se relaciona con su evolución: ¿Por qué residen en esas latitudes del planeta mientras otros miembros de su género lo hacen en zonas menos heladas? ¿Qué los llevó a habitar esas regiones?

Los osos polares pertenecen a la familia Ursidae y al género Ursus, del cual también forman parte los osos pardos y negros.

Se dice que los primeros ancestros de osos en general relacionados con las especies modernas, poblaron la tierra hace alrededor de 30 millones de años y que eran tan pequeños como un mapache.

Hace 20 millones de años (aprox.) existió el género Ursavus que ocupó gran parte de Norteamérica, Europa, África y Asia por casi 18 millones de años. También pertenecían a la familia Ursidae y se dice que se conservan algunas características en los úrsidos actuales.

Se dice que los primeros osos que existieron eran tan pequeños como un mapache.

Algunas de las dudas en las investigaciones que se han realizado con respecto al origen de estos animales, fueron un poco más esclarecidas cuando se dio el hallazgo del fósil del oso polar más antiguo que se conoce, esto en el archipiélago Svalbard, Noruega.

Se trató de un hueso de mandíbula que data de unos 120,000 años. Tal hecho cambió por completo lo que se tenía documentado anteriormente, pues se creía que los osos polares no existían antes de 100,000 años de antigüedad.

También gracias a ese descubrimiento los científicos pudieron afirmar que los osos polares tienen mucha relación con las especies pardas pero que debido a procesos de evolución se separaron hace alrededor de 150,000 años creando dos poblaciones distintas con características particulares adaptadas a su nuevo hábitat.

Es por ello que ambas comparten varios aspectos similares, pero su apariencia y hábitos tanto alimenticios como reproductivos ya están establecidos separadamente.

Por muchos años se pensó que los osos polares vivían anteriormente en latitudes más bajas debido al descubrimiento de restos fósiles en Londres que databan de unos 70,000 años; sin embargo, años después esto fue desmentido y se aseguró de que se trataba del vestigio de un gran un oso pardo.

Lo que sí se ha confirmado es que la relación entre ambas especies aún continúa de forma reproductiva, pues algunos osos que causaron confusión en sus descubridores debido a que en su anatomía se combinaban características, dieron como resultado la comprobación de híbridos salvajes.

Los osos polares se separaron de los osos pardos hace alrededor de 150,000 años.

Todos los avances en las investigaciones científicas dependen de los restos que se vayan encontrando con el paso de los años o conforme las áreas cubiertas de hielo se vayan desintegrando debido al calentamiento de la Tierra.

Resulta increíble que una especie tan conocida por la gran mayoría de las personas, aún guarde muchas incógnitas y un listado de preguntas pendientes, pero esto se irá esclareciendo de acuerdo al avance de la tecnología o a que nuevas pruebas salgan a la luz gracias a los movimientos naturales de nuestra tierra.

No se sabe realmente si el oso polar sería capaz de soportar el deshielo ártico o si la evolución se encargaría de adaptarlo a un nuevo ambiente.

No tenemos que esperar a que esto suceda para observar el resultado, ya que podría ser demasiado tarde y muy lamentable que un animal tan hermoso, interesante y valioso para el equilibrio ecológico, desapareciera por completo.