Hábitat y distribución.
En cuentos dirigidos a los niños así como en ciertos dibujos animados, podemos observar que en algunas ocasiones muestran a los osos polares conviviendo con los pingüinos, pero esto realmente no es posible, ya que ambos viven en polos opuestos y aunque su hábitat sea similar y compartan algunos elementos de su entorno natural, están a miles de kilómetros de distancia.
El oso polar tiene una distribución circumpolar que abarca regiones de Canadá, Alaska, Groenlandia, Rusia, Dinamarca y Noruega. Su presencia se extiende hacia aguas costeras, hielos marinos, ríos y lagos de la tundra ártica y subártica.
Los lugares donde viven están rodeados de bellos paisajes que la mayor parte del año están cubiertos de nieve. Icebergs, bloques de hielo flotante y extensos mares también conforman el portentoso entorno del oso polar.
Su distribución abarca regiones de Canadá, Alaska, Groenlandia, Rusia, Dinamarca y Noruega.
Gran parte de su tiempo lo pasan en el mar. Las aguas de las plataformas continentales y del archipiélago ártico canadiense son sus lugares preferidos, en vez de aguas más profundas donde la cantidad de focas no es abundante.
No son los únicos osos que habitan esas regiones. Debido al aumento de la temperatura originado por el calentamiento de la tierra, los osos pardos han ocupado territorios septentrionales que antes eran exclusivos del oso polar.
En muchos casos, los osos pardos tienen a dominar a los polares en disputas relacionadas con el alimento.

En el período invernal ártico las temperaturas pueden llegar a -68° C.
Durante los meses que conforman el período invernal ártico las temperaturas son muy bajas, descendiendo hasta -45° C en ciertas temporadas de la estación, aunque se han alcanzado increíbles grados de hasta -68° C.
El grueso y abundante pelaje del Ursus maritimus así como su gruesa capa de grasa bajo la piel, son parte de sus características anatómicas que ayudan en la regulación de su temperatura y le permiten soportar tanto los fríos vientos como las heladas aguas del norte.
Estos mamíferos están acostumbrados a recorrer grandes distancias y a cruzar hielos marinos durante todo el año con el fin de encontrar mejores opciones de alimento. Uno de los problemas relacionados con este trayecto es el cambio de estación.
Hay regiones como la bahía de Hudson donde el mar congelado se derrite completamente hasta el punto de convertirse en agua líquida y modificar completamente el panorama con colorida vegetación.
Si a los osos polares que se alejaron demasiado no les da tiempo de regresar a las áreas donde el hielo permanece rígido, se ven en la obligación de residir varios meses en esas tierras calurosas donde el alimento es muy escaso y donde las oportunidades de supervivencia son bajas.
Muchos sobreviven de sus reservas de grasa corporal, pero si anteriormente no se alimentaron en abundancia, morirán de inanición.
Hasta hoy se ha registrado 19 subpoblaciones de osos polares dentro de su rango territorial pero no están del todo aisladas, ya que estudios de ADN han encontrado ciertas relaciones genéticas entre individuos de diferentes grupos.
Alrededor del Mar de Beaufort, la bahía de Hudson y la bahía de Baffin, se encuentra el mayor número de ejemplares de osos polares, tanto como un 70 % de la población total.
Se ha registrado 19 subpoblaciones de osos polares dentro de su rango territorial.
Se estima que la suma de todas esas subpoblaciones alcanzan aproximadamente los 25,000 ejemplares de osos polares y que lamentablemente van descendiendo debido a los múltiples problemas ecológicos que enfrentan.
El lugar donde residen está lejos de la mano del hombre, pero eso no significa que están exentos de sufrir las consecuencias a raíz de la irresponsabilidad humana; estamos hablando principalmente del cambio climático originado por el calentamiento global, aunque existen muchos otros factores que han causado su baja poblacional.
La distribución global de los osos polares puede verse modificada cada vez más por el incremento del calor.
La falta de hielo rígido los obliga a nadar distancias kilométricas para alcanzar tierra firme y no sabemos a ciencia cierta la capacidad que tienen estas especies para perdurar en ambientes más calurosos, ni la resistencia de las focas, su principal y más importante fuente de alimento.