Cuando pensamos en un animal polar casi siempre se nos viene a la cabeza el pingüino o el oso polar, que a pesar de tener ubicaciones geográficas opuestas, son los mayores representantes de los “ambientes fríos” culturalmente hablando.
Aunque son especies que comparten ciertas características de su entorno, sus personalidades y cualidades son completamente distintas, donde uno es noble y social, mientras el otro es el máximo depredador de su hábitat y prefiere una vida más solitaria.
Para esta imagen de fuerza, poder, liderazgo e independencia tenemos al oso polar. Él ha sido figura en películas, cuentos, artículos y populares logotipos de empresas que lideran a escala mundial.
También en otras cuestiones, personajes excéntricos de la historia han cumplido algunos caprichos como el de tener a uno de estos ejemplares bajo su propiedad; ¿sabes quién lo hizo?
A continuación te presentamos algunos ejemplos donde el oso polar ha sido el principal protagonista dentro de varios ámbitos de la vida humana.
Tener animales en cautiverio no es cosa moderna. Si nos remontamos hacia Alejandría en los tiempos antes de Cristo, sabremos que el rey del antiguo Egipto, Ptolomeo II tenía a un ejemplar de oso polar nada menos que en su zoológico privado.
El rey Ptolomeo II tenía a un ejemplar de oso polar en su zoológico privado.
El primer zoológico que abrió en Norteamérica fue en la localidad de Filadelfia en el año 1874, donde el área para los osos polares fue la mayor atracción.
Empresas Polar fue una industria cervecera venezolana fundada en 1941 que más tarde extendió su mercado al área de alimentos. Desde sus inicios hasta la actualidad, la imagen de un oso polar los ha representado como marca.
El logotipo del equipo de hockey profesional sobre hielo Charlotte Checkers fundado en 1990, muestra el dibujo de un oso polar en una posición fuerte y retadora, lo cual busca reflejar la personalidad del equipo.
Alaska Aces es otra agrupación dedicada al mismo deporte que también contiene en su logotipo a un oso polar adulto mostrando sus colmillos y largas garras de una manera enfurecida.
El autor europeo Hans de Beer escribió la obra Little Polar Bear que más tarde se adaptó a una serie de televisión animada transmitida por la BBC en 1990. En el 2002 se realizó la película que vino acompañada de cinco secuelas, siendo la última en 2005.
La compañía multinacional Coca-Cola recibió un mayor impacto en sus ventas al utilizar la imagen de osos polares durante las épocas navideñas con la intención de crear una atmósfera familiar, de unión y compañerismo, la cual buscaba fortalecer el hábito de compartir.
La población indígena Inuit aprecia mucho al Nanook, nombre asignado al oso polar.
La industria del cine también ha creado largometrajes dedicados a la vida de los osos polares. La BBC y National Geographic, por mencionar algunos, han recopilado filmaciones científicas que nos muestran la situación actual de estos bellos animales.
Tales films pueden contener imágenes de osos reales viviendo en su hábitat natural, o bien, estar representados con dibujos animados para atraer al público infantil.
Ambas partes con propósitos educativos buscan crear conciencia ante su difícil realidad.
La población indígena Inuit aprecia mucho al Nanook, nombre asignado al oso polar. Lo ven como un ser poderoso, sabio y solitario del que se desprenden varias leyendas. La carne y pelaje de los osos polares son útiles para la supervivencia de este pueblo; sin embargo, al ser sacrificados, los cazadores muestran mucho respeto al cuerpo sin vida y “alma” del animal.
En la actualidad su captura está regulada en algunas regiones árticas bajo un sistema de cuota y son cazados exclusivamente para cubrir sus necesidades vitales de vestimenta y alimentación.
Estos son solo algunos ejemplos que la importancia que el hombre le ha dado al oso polar a través del tiempo. Sin duda ha formado parte de la vida humana y su valor ocupa hasta hoy en día varios ámbitos culturales.
El Ursus maritimus connota resistencia, fuerza y agresividad, algo que no está alejado de su realidad, sin embargo, el continuo estropicio del que han sido víctimas los ha rodeado de problemas que urgentemente necesitan de nuestras manos.
Si nosotros lo provocamos, lo justo es que también debamos repararlo.